miércoles, 4 de abril de 2007

SE CUMPLE UN AÑO DEL “AVISO DE BOMBA” (I)

El 30 de marzo de 2006 los alumnos del campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos no pudieron acceder a las aulas porque, supuestamente, hubo un aviso de bomba. En aquel momento nadie lo creyó y hubo algunas movilizaciones. Un año después, no vendría mal hace memoria.
Aquel día yo entraba a las once a clase. Hacia las diez de la mañana recibí la llamada de mi compañera Laura. Me avisó de que me llevase el carné de la universidad si quería entrar, ya que había personal de seguridad en las puertas pidiéndolo y dejando fuera a los que no lo traían. Elsa, que entraba a las nueve mandó un mensaje a Laura advirtiéndola de lo que estaba pasando y ella después me llamó a mí.
Lo cierto es que mi carné estaba caducado, pero no me quedé en casa. Tenía muchas ganas de ir a la Facultad para ver qué estaba pasando. Cuando llegué a la parada de Hospital de Fuenlabrada, vi como muchos estudiantes bajan al metro y se marchaban. Una de las chicas que se iba dijo a los que llegábamos que no nos iban a dejar entrar, que estaban desalojando el campus. Yo no me lo quería creer.
En ese momento me pregunté, si era verdad que están desalojando el campus sin una razón convincente ¿por qué se va toda esta gente a casa? Cuando subí las escaleras del metro vi que había bastantes alumnos en la puerta de la universidad y varios guardias de seguridad impidiéndonos el paso.
Me encontré con algunas caras conocidas y empezamos a valorar los hechos y a contar lo que sabíamos. Poco a poco se fueron sabiendo cosas.
Resultó que para ese jueves se había convocado un macrobotellón, con el fin de seguir los pasos de los estudiantes sevillanos. Cuando los que entraban a las nueve quisieron entrar les pidieron que enseñaran los carnés y les registraron los bolsos y las mochilas. También los maleteros de los coches. Las botellas de alcohol que encontraban las requisaban. Sin embargo, la razón que daban era que por la noche había habido un aviso de bomba. Nadie lo creía y empezó a haber malestar entre los estudiantes. Como la situación se les escapaba de las manos decidieron suspender las clases y desalojar la universidad. Ellos alegaban que alguien había vuelto a llamar diciendo que había un aviso de bomba.
A la puerta de la Facultad llegaban muchos jóvenes, pero muchos otros se iban. A mi me costaba entenderlo, porque se estaba cometiendo una injustita. También llegaron algunos profesores a los que les costaba creer lo que estaba pasando.
De pronto, un grupo de estudiantes entraron al campus a la fuerza y el personal de seguridad cerró la puerta. Entonces, Marta y yo rodeamos la valla de la universidad para ver a donde se dirigían. Vimos que eran muchos los estudiantes que estaban en el centro del Campus porque se habían negado a salir. Pusimos una sonrisa de oreja a oreja.
En pocos minutos todos los que estaban dentro se acercaron a la puerta e intercambiamos información. Ellos no crían que habiendo un aviso de bomba se les permitiese estar dentro. Si era verdad, la seguridad de la Universidad estaba cometiendo una gran irresponsabilidad.
Llamé a mi padre para explicarle lo que pasaba, ya que había algunos medios de comunicación allí y no quería que se preocupara. Otros hicieron lo mismo y a una chica su madre le contó que en Telemadrid estaban diciendo que nos manifestábamos porque queríamos hacer botellón. ¡Nosotros no pedíamos eso! Pedíamos que se nos dejase acceder a nuestras clases y que no se nos mintiera más. Los presentadores del informativo matinal se sorprendieron cuando levantamos carteles en los que ponía mentirosos para que los captase su helicóptero. No sabían que nos referíamos a ellos. Lo cierto es que para el informativo de medio día ya les había dado tiempo a contrastar la información y explicaron la situación como estudiantes y profesorado la veían. Pero el que sólo viese el informativo de la mañana tendría una visión de nosotros y de lo ocurrido errónea.
Los que estaban dentro hablaron con los guardias de seguridad, pero seguían manteniendo lo del aviso de bomba. Poco a poco la gente se iba marchando; también los que estaban dentro. Así que decidimos que al día siguiente haríamos una concentración en el Decanato.
A esto se dedicaron algunos


Cuestiones sobre las que reflexionar:

  • ¿Falta compromiso por parte de los estudiantes y de los jóvenes españoles en general?
  • ¿Cometió el servicio de seguridad una irresponsabilidad al no abligar a abandonar el campus a todos los que resistieron dentro?

3 comentarios:

Marta dijo...

Pues si de verdad se trató de un aiso de bomba, se cometió una falta grave de seguridad. Una mañana muy surrealista, la verdad...

Unknown dijo...

me la perdi! me la perdi como otras tantas. Vaya movida tan apetecible. Tod un acontecimiento para seguir sumando a la cantidad de mentiras que cada día se nos cuentan!!

Elsa dijo...

Vaya mañana la de aquel día!! Yo fui una de las que no se fue del Campus como así se nos exigía de malas maneras. Me quedé dentro, sentada en medio de la Facultad en espera de una respuesta que no llegaba. Lo único que decían era nos teníamos que marchar porque era una orden desde arriba y ese "arriba" no apareció ni ha dado la cara para explicar nada. Los de seguridad, unos chulos, que ya hasta se empezaron a cachondear de lo de la bomba.
Y ese día, él único que salió en representación de la universidad fue un hombrecillo (jefe de seguridad, creo) que casi le da algo con la que le montamos.
Una vergüenza.